La vicepresidenta y canciller asegura que no fue un error el cerco diplomático a Nicolás Maduro y dice que la relación entre Colombia y Estados Unidos está en su punto más alto.
Marta Lucía Ramírez pasará a la historia como la primera mujer en ejercer como vicepresidenta de Colombia. Su paso por la Casa de Nariño no se limitó a esa tarea, sino que en los últimos 14 meses del gobierno de Iván Duque ocupó también el despacho de la Cancillería
En esta conversación con EL COLOMBIANO Ramírez sostiene que hay más formas de servir al país, además de la política, y defiende las banderas en las relaciones exteriores que sostuvo la administración saliente. El balance de cuatro años en el poder.
Cuando mira hacia atrás, ¿qué piensa al ver su gestión como vicepresidenta y canciller?
“Termino este periodo con la satisfacción del deber cumplido. Tenía pocas herramientas en la Vicepresidencia, un equipo pequeño y un presupuesto casi inexistente y logramos posesionar la equidad de género en la agenda de país. Unas 1.937.260 mujeres de áreas rurales y urbanas tuvieron acceso a financiación y asistencia técnica en la comercialización de sus productos porque para mí la obsesión ha sido que las mujeres tengan autonomía económica para que sean libres y estén menos expuestas a sufrir violencias”.
¿Qué destaca de su gestión en la Cancillería?
“Logramos que se cerrara la investigación a Colombia por parte de la CPI, que estuvo 17 años abierta. Reactivamos la relación con Estados Unidos a un nivel sin precedentes porque cuando llegué al Ministerio de Relaciones Exteriores había una situación tensa con el país. Al secretario de Estado Anthony Blinken lo visité para explicarle nuestra relación y Colombia ahora es un país aliado estratégico no miembro de la OTAN. Reactivamos relaciones con Turquía y Corea, que son países estratégicos porque tienen gran importancia para el futuro de Colombia”.
¿Cómo ve que el nuevo gobierno borre con el codo lo que ustedes hicieron con la mano en el tema de Venezuela?
“No creo que se trate de borrar con el codo lo que se hizo con la mano. Son circunstancias distintas y el tiempo irá determinando qué tanto es posible lograr lo que ellos quieren hacer. Lo importante será resolver el dilema de cómo establecer relaciones con una dictadura vinculada con los grupos terroristas como el ELN y las disidencias de las Farc, el narcotráfico y la violación de los Derechos Humanos de los venezolanos. Hasta ahora vemos muchos anuncios y nada concreto”.
¿Se puede confiar diplomáticamente en el régimen de Nicolás Maduro?
“Si se pudiera confiar hubiéramos buscado establecer una relación más profunda con ellos. No puede haber ninguna confianza en una dictadura”.
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El gobierno Duque tiene un logro importante con el Estatuto de Protección Temporal, protegió a refugiados y perseguidos políticos. ¿Está en peligro el bienestar de estas personas si se da una relación amistosa entre el gobierno Petro y el régimen de Maduro?
“No debe estarlo porque este tipo de medidas son decisiones de Estado que van mucho más allá del personalismo de quién esté sentado en el Palacio de Nariño. Quien esté en ese puesto debe entender siempre que las instituciones son mucho más fuertes que las personas, que quien llega a los cargos no puede refundar el estado de derecho, sino adaptarse”.
¿Qué balance hace de la cooperación internacional para atender la migración? ¿Cuánto dinero queda faltando para la implementación del Estatuto?
“Los recursos que ha recibido Colombia son exiguos frente a lo que ha costado al país atender la migración. El último dato que conocí estaba en cerca del 30% y en esto el presidente y yo hemos insistido en los foros internacionales que es inexplicable que la cooperación internacional haya sido tan poco generosa con los migrantes. Esta plata no entra al gobierno, sino al sistema de salud, de educación y a la incorporación laboral de los venezolanos.
El gobierno de Petro tendrá que buscar recursos de la cooperación internacional y al ministro designado Álvaro Leyva le sugerí pedir a la Unión Europea que nos cooperen en este tema para la próxima mesa de donantes”.
¿Qué más apuntes le dio al canciller designado?
“Le sugerí fortalecer mucho más la institución de la Cancillería, devolverle las funciones que le quitaron y que se fueron para el Palacio de Nariño porque eso afecta la institucionalidad. Quienes estamos en los cargos somos aves de paso, no se puede pretender moldear las instituciones a la imagen y semejanza de quienes se sientan en un escritorio. Le recomendé que se debe buscar que se logre un 50% o 60% de embajadores de carrera.
La Cancillería debe ser el coordinador de las relaciones de Colombia con el mundo y no la que se termine enterando de hechos cumplidos. Debemos lograr que ningún ministerio esté realizando una política de cooperación sin coordinarlo con nosotros, por eso le sugerí poner en cada ministerio un oficial de enlace con la Cancillería”.
¿Por qué no pudo implementar el fortalecimiento de la carrera diplomática para la designación de cargos, si usted es canciller y vicepresidenta?
“No son decisiones mías, sino del presidente. Encontré a todos los embajadores nombrados y no tuve ninguna injerencia en su designación”.
Este año salió el falló de uno de los casos que tiene La Haya de la disputa entre Nicaragua y Colombia y saldrá otro en 2023. ¿Qué prevé que vaya a suceder?
“En esta tercera demanda está en disputa la plataforma continental extendida. Estamos sólidos en todos los argumentos que han venido trabajando los abogados y aún no se ha llamado a las audiencias, que seguramente serán a finales de este año, cuando sabremos finalmente cuáles son los argumentos que trae la Corte Internacional de Justicia sobre los que tendrán que presentar los alegatos finales. El fallo llegará en 2023 y esperamos que sea favorable para Colombia”.
La política internacional del gobierno se centró en el cerco diplomático a Nicolás Maduro. Sin embargo, hoy vemos a un Maduro fortalecido, ¿fue un error esa estrategia?
“Cada circunstancia va cambiando con el tiempo. Hace tres años era obvio que la comunidad internacional rechazaba el régimen de Maduro porque él sacó a la oposición de la competencia, como en su momento lo hizo Daniel Ortega en Nicaragua. Colombia actuó según el deber ser siguiendo la Constitución de Venezuela. La reflexión debe centrarse en cómo lograr un sistema internacional más eficaz porque aquí no hubo un fracaso de Colombia ni mucho menos”.
¿Va a seguir en la política?
“He hecho en política todo lo que ha sido posible para lograr servirle a Colombia. Siento que el servicio es buscar sacar adelante al país y esto es un asunto de valores y no del poder. Eso se puede hacer también desde el sector privado y en otros escenarios”.
¿Cuál es su plan para el 8 de agosto?
“Mi plan más importante es recuperar familia y paz interior. Han sido 4 años intensos de mucho trabajo. Es tiempo de tomar un aire, pensar, reflexionar, descansar y ya vendrá el momento de definir nuevos cursos de acción. La diferencia acá es que jamás he usado un cargo de poder para buscar escenarios futuros para mí”.
¿Su imagen como funcionaria pública se vio afectada por los casos en los que estuvo mencionado su esposo?
“Aquí lo que el país ha visto es la manera más sucia y canalla de tratar de destruir políticamente a alguien. Mi esposo no está involucrado en nada porque alguien esté involucrado, no hay ningún proceso por el caso de San Andrés, sino un periodista que buscando popularidad dijo que había vendido una playa privada. No se ha vendido una playa, hicieron un proyecto hotelero con otros inversionistas en el que mi esposo y su compañía constructora tienen una proporción muy pequeña”.
¿También considera que el caso de “Memo” fantasma es un plan en su contra?
“Absolutamente. En el caso de ese señor lo único que tengo claro es que hace 17 años no había un alias cuando ellos adquirieron ese inmueble para construir un edificio. Sobre ese lote y sus propietarios no había ningún tipo de duda jurídica. Por estar en la Vicepresidencia me abstuve de hacer demandas y presentar procesos legales porque no quería que se interpretara como que estaba utilizando mi cargo para hacer acciones judiciales”.
Entrevista publicada en El Colombiano
https://bit.ly/3zLKtLf
La equidad de género es uno de los legados transformacionales más valiosos de este Gobierno, consolidada hoy como política de Estado. Cumpliendo nuestro compromiso con las colombianas, el pasado 18 de abril, se aprobó el documento Conpes 4080 “Política pública de equidad de género para las mujeres: hacia el desarrollo sostenible del país”, resultado del trabajo sistemático que realizamos desde la Vicepresidencia de la República, con la Consejería presidencial para la Equidad de la Mujer en todas las regiones de Colombia. Durante este cuatrienio, impulsamos, además, una agenda legislativa robusta, con sello de mujer.
Este documento -histórico en nuestro país- tiene como base los resultados que alcanzamos en los últimos cuatro años para el empoderamiento de las colombianas, proyectados en un ambicioso plan de acción, con recursos indicativos que constituyen un precedente en materia de presupuestos, destinados a las mujeres y al cierre de brechas. Se trata de una hoja de ruta para los próximos 8 años, con el objetivo de que, en 2030, Colombia sea líder indiscutible a nivel internacional del Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5: Equidad de Género.
En este derrotero, se consagran políticas y programas de empleo en emprendimiento, educación, mitigación de la pobreza, desarrollo digital, salud y bienestar de las mujeres, así como promoción de su liderazgo en el sector público y privado, prevención y atención de violencias. Además, se puso especial cuidado en las apuestas de las mujeres en la agenda de paz y seguridad, incluyendo aspectos que yo misma he impulsado como el Programa Integral de Garantías para lideresas y defensoras de derechos humanos, y un mayor reconocimiento y promoción de la Fuerza Pública.
Quiero destacar, además, que este Conpes fortalece el Fondo Mujer Emprende, como instrumento de política pública que permite a las emprendedoras de Colombia acceder a capital inteligente; le apuesta a la posibilidad de que las regiones inviertan recursos de regalías en proyectos productivos de mujeres e implementen políticas para el cierre de brechas; así como la creación de una ruta de inclusión productiva para las mujeres en condición de pobreza, que les permita salir de la zona de vulnerabilidad y les asegure un ingreso digno y sostenible.
Como Vicepresidenta, lideré el Pacto de Equidad de la Mujer Rural, por eso mismo, me parece tan importante que este documento tenga como componente transversal un conjunto de acciones dirigidas a las mujeres que viven y trabajan en el campo en condiciones adversas.
En este Conpes, participaron 39 entidades de todos los sectores del Gobierno, lo cual garantiza un abordaje integral de los seis ejes de los derechos de las mujeres, así como el fortalecimiento de la institucionalidad de género a nivel nacional y territorial. ¡Hemos dejado plasmadas las condiciones institucionales, presupuestales y programáticas para que la creación del Ministerio de las Mujeres sea realidad!
Estoy convencida del nexo indisoluble entre el liderazgo de las mujeres y el desarrollo sostenible del país. Tal como lo planteamos en el Foro M, llevamos cuatro años trabajando para que las colombianas sean agentes de transformación, protagonistas de la agenda internacional, del crecimiento económico y de la construcción de la paz que Colombia merece.
Publicada en diario La República
https://bit.ly/3zNIWnU
La vicepresidenta Marta Lucía Ramírez no regresará a la política. Aunque dejó claro que quería ser presidenta de Colombia y, se quedó en el cargo solo porque el presidente Iván Duque se lo pidió en un momento difícil, también señaló que la decepcionó la dureza de las críticas en su contra.
“Yo en este momento sí necesitaba que esto terminara. Hice todo lo que podía, pero ya había muchas cosas que no dependían de mí y se salían de mis manos. Para mí fue sorpresivo cómo me volvieron el blanco de tantos ataques tan injustos, tantas mentiras y calumnias. Y lo más duro lo hicieron con mi esposo, se metieron con mi familia, con lo más sagrado. Uno siempre asume que la gente respeta algo; en este caso me pisotearon hasta un punto que concluí que no quería seguir en esto”, le dijo la actual vicepresidenta a Noticias RCN.
En medio de la entrevista, Ramírez se quebró y confesó que ha llorado en muchas ocasiones por lo que considera ataques injustos. “Sí llore mucho. Sentí cómo atropellaron todo. Yo llevo 40 años trabajando por Colombia con honestidad. Acabaron todo, pisotearon todo injustamente con mentiras”.
Ramírez también agregó que parte de los ataques se debieron a su condición de mujer. “Aquí ha habido hombres en la política que han sido corruptos, condenados y nunca los han tratado como me trataron a mí”.
El caso de su hermano
Uno de los casos relevantes que la vicepresidenta tuvo que afrontar en la mitad del gobierno fue la revelación de que hace dos décadas un hermano suyo había sido procesado en Estados Unidos por cargar drogas. “Yo tengo un hermano que hace 26 años cometió una falta grave. Lo que ocurrió con mi hermano ha pasado con otros funcionarios. Al general Naranjo, por ejemplo. La gente en ese caso lo entendió y lo respetó. A mí me generaron una imagen que no corresponde con lo que yo soy. Aquí hay unos sicarios en las redes sociales que se han dedicado a acabar con las personas y su reputación”, puntualizó.
La Política
La vicepresidenta también confesó que en abril de 2021 había decidido renunciar a su cargo para perseguir una candidatura a la Presidencia, pero por los hechos del paro el presidente le pidió que se quedara. “Estando afuera voy a señalar todas las cosas que se deben hacer bien para hacer bien la política. Yo no voy a salir a hacer oposición a un gobierno que ni siquiera ha comenzado. Eso es infame. No tengo ningún interés de continuar en la política”, concluyó.
La vicepresidenta hizo un balance de su gestión. Le recomienda a su sucesora no dejarse ‘distraer’.
Apenas restan dos semanas para que el gobierno del presidente Iván Duque entregue el poder al presidente electo Gustavo Petro. En cuatro años, Marta Lucía Ramírez, la vicepresidenta y canciller de la Nación, acompañó la gestión en diferentes ámbitos, entre ellos, diplomáticos y de relaciones exteriores.
Ahora, a pocos días de que finalice su cargo en el alto Gobierno, le hace recomendaciones a la vicepresidenta electa Francia Márquez, quien tendrá la tarea de retomar asuntos que quedan pendientes y también acompañar la jefatura de Petro con nuevas iniciativas por el próximo cuatrienio.
¿En materia de relaciones internacionales, cómo entrega la Cancillería?
Le dejamos a Colombia la certeza de que hemos fortalecido muchas relaciones estratégicas en temas cruciales para el corto, mediano y largo plazo. Por ejemplo, La relación con Estados Unidos tiene un nivel que era impensable hace 10 o 5 años, pues el estatus de aliado estratégico nacional no miembro de OTAN, declarado tanto por el presidente Biden, como por el Congreso de Estados Unidos, tendrá una gran transcendencia para nuestros países. Igual sucede con la Unión Europea, con quienes firmamos un Memorando de Entendimiento basado en una Agenda de Cooperación y Diálogo Político y Sectorial, reforzado para la próxima década.
¿Y con la región?
Dejamos consolidada nuestra relación con América Latina, que tiene una proyección muy positiva a nivel bilateral, afianzamos nuestra participación en los mecanismos de integración hemisférica y regional: el liderazgo de Colombia en la Presidencia de la CAN, Prosur y Alianza del Pacífico, con resultados tangibles en beneficio de la integración, pero sobre todo de nuestros ciudadanos.
Hicimos un llamado permanente a la integración de la región, mediante una relación más profunda con la comunidad empresarial de nuestros países, impulsada por reglas de juego claras y estables para la inversión, de cara al desarrollo de cadenas de producción regional con insumos y procesamiento de diferentes países latinoamericanos. El objetivo ha sido promover un crecimiento económico sin precedentes y convertirnos en despensa para la seguridad alimentaria de buena parte del mercado internacional.
“El objetivo ha sido promover un crecimiento económico sin precedentes y convertirnos en despensa para la seguridad alimentaria”
América Latina tiene la amenaza constante del populismo que afecta el progreso y al desarrollo de todas nuestras naciones y se aprovecha del temor y la insatisfacción ciudadana para generar más descontento y rechazo a los gobiernos, al sistema económico, los partidos políticos, la institucionalidad en general, y de esta manera colocar una nube negra sobre el futuro de la democracia. Por tanto, la defensa de los valores democráticos y las libertades a nivel regional e internacional fue uno de los sellos de nuestra política exterior.
También elevamos ante el mundo la voz de Colombia con la política de equidad y empoderamiento de las mujeres, enfocada en la autonomía económica para cerrar el espacio a la violencia de género.
¿Y con otras zonas del mundo?
Quiero destacar la profundización de lazos con Asia, especialmente el relacionamiento económico y político con India, Corea del Sur, China, Indonesia. Caso especial es también la relación que hemos elevado, a un nivel sin precedentes, con Turquía.
Termino enfatizando en la priorización que hicimos, durante el año que estuve al frente de la Cancillería, de una agenda de diplomacia sanitaria, gracias a la cual solicité y obtuvimos, la donación de 16 millones de vacunas por parte de Estados Unidos, Alemania y España, que fueron fundamentales para la reactivación económica. Y en materia de transición energética, avanzamos en la transformación de la matriz hacia fuentes de energías renovables no convencionales como la solar, la eólica y el hidrógeno verde.
“Avanzamos en la transformación de la matriz hacia fuentes de energías renovables”
¿Siente que en lo que tiene que ver con Venezuela, finalmente no se logró nada?
Nuestro gobierno ejerció un liderazgo internacional, determinante para visibilizar la dictadura de Venezuela y generar acciones a nivel global para lograr el regreso de la democracia a nuestra hermana nación, lo cual se ha demorado más de lo que cualquiera hubiera esperado. Más de 60 países a nivel mundial son conscientes de la delicada crisis humanitaria que sufre el pueblo venezolano, producto del poder de facto que cercenó todos los derechos democráticos de sus ciudadanos, desencadenando una crisis migratoria sin precedentes en este hemisferio, que ya ha superado la cifra de 6 millones de personas que han huido de Venezuela. Por tanto, buscamos contribuir a una solución pacífica y constitucional que promoviera el retorno a la democracia.
Ese liderazgo sirvió para que la Corte Penal Internacional diera inicio formal a una investigación sobre crímenes de lesa humanidad y violaciones sistemáticas a los derechos humanos en Venezuela, siendo este un hecho sin precedentes en nuestra región y que dará sus resultados en los tiempos por venir; sin duda, logramos fortalecer una profunda relación de hermandad con todo el pueblo venezolano, gracias a nuestro Estatuto de Protección Temporal para 2 millones de migrantes, el cual, es hoy un referente internacional y un legado para el mundo.
¿Qué previsiones cree que se debe tener en la medida de que es un hecho el restablecimiento de relaciones?
Debemos recordar que fue el régimen de Nicolás Maduro, quien rompió las relaciones diplomáticas y consulares con Colombia, desde antes del inicio de nuestro Gobierno y en febrero del año 2019, expulsó a todo nuestro personal consular de ese país en 24 horas. Y si nos adentramos en la historia, debemos recordar que tanto el gobierno de Chávez como la dictadura de Maduro han tenido relaciones abiertas de apoyo a los miembros de los grupos terroristas de las Farc y el Eln, Es bien conocido el papel que juega Venezuela en el desarrollo del narcotráfico, que ha establecido allí las rutas logísticas hacia todos los mercados del mundo y, por supuesto, el abrigo que ha dado a los grupos terroristas, en clara violación de lo dispuesto en la resolución 1373 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Por tanto, las prevenciones frente al restablecimiento de relaciones con una dictadura que vulnera derechos fundamentales y apoya, tanto al narcotráfico como al terrorismo, deberían ser todas. ¡Es un craso error de los demócratas, subestimar a los autócratas!
Entendemos y apoyaremos los esfuerzos de varios miembros de la comunidad internacional y del grupo de contacto para apoyar una transición pacífica hacia la democracia, pero me temo que, si no se fija una fecha cierta para una elección presidencial transparente y libre, en la cual la comunidad internacional apoye la reconfiguración del registro electoral de las autoridades electorales, lo que veremos es la consolidación de la dictadura mientras todos los gobiernos del grupo de contacto se vuelven parte del pasado.
¿Siente que Estados Unidos nos dejó solos en el caso con Venezuela, como lo afirman varios sectores?
Hoy en día existe un rechazo común hacia los regímenes autoritarios, que pretenden normalizar la toma indefinida del poder, acallar la oposición y la prensa, tomar el control de la justicia y cometer crímenes de lesa humanidad, como ha ocurrido en el caso de Venezuela. En ese sentido, estados Unidos y Colombia son aliados cercanos que comparten ideas y valores y la defensa irrestricta a la democracia en la región, sin perder de vista la intención del régimen de Nicolás Maduro de legitimar su infamia al destruir tanta riqueza y el derecho a la libertad de 35 millones de personas.
Estados Unidos es uno de los principales cooperantes de Colombia y no nos ha dejado solos, porque además son conscientes de que, muchos de los 2 millones de migrantes venezolanos que han encontrado abrigo en nuestro país, procurarían desplazarse hacia Estados Unidos, si nuestra estabilidad se ve afectada.
Parte del proceso que hoy en día debe ejecutar la Cancillería está con el tema de las relaciones comerciales, ¿de eso qué se avanzó?
Al asumir la Cancillería, me di a la tarea de fortalecer la diplomacia económica y comercial en las misiones diplomáticas para apoyar más eficientemente la tarea del Ministerio de Comercio Exterior y Procolombia, trazamos metas propias para las misiones, le pedí a cada Embajada asignar un funcionario como enlace con el sector privado colombiano, el Ministerio y Procolombia, y a la fecha, hemos desarrollado 50 planes de negocios con un potencial enorme en materia de inversión extranjera directa y exportaciones.
Retomamos CO-nectados, una herramienta creada en 2019 para articular esfuerzos en el mercado internacional, que carecía de impacto en las metas económicas. Por ello, a mi llegada y atendiendo las recomendaciones de la Misión de Internacionalización, nos fijamos metas claras, cuyos resultados son evidentes, según cifras de Procolombia.
Estoy convencida de que la elaboración de planes económicos con las 62 embajadas, fue útil y se está reflejando en el buen comportamiento de las balanzas comerciales, en nuestras relaciones bilaterales y el aumento en la inversión extranjera, del orden de 3.272 millones de dólares, así como en exportaciones de 3.229 millones de dólares para enero de 2023.
“La elaboración de planes económicos con las 62 embajadas, fue útil y se está reflejando en el buen comportamiento de las balanzas comerciales”
¿El nuevo canciller parece más concentrado en los temas de la paz que en los asuntos comerciales, le preocupa eso?
Es apenas natural que cada gobierno priorice temas en la política exterior, conforme a su agenda. Sin embargo, debemos tener claro que la política exterior de Colombia, es una política de Estado, enfocada en la promoción de los valores democráticos, el desarrollo económico, la sostenibilidad y la paz.
Por ello, la agenda estratégica, múltiple y diversa de las relaciones internacionales de un país como Colombia, no se pueda volver monotemática. No podemos limitar el liderazgo que hoy ciertamente tiene nuestro país en varios escenarios internacionales, en toda la transición energética, sostenibilidad ambiental, en el tema de los océanos, en equidad de género, que nos permitirá seguir aumentando las exportaciones y la inversión extranjera, atraer turismo internacional e influir más en los escenarios multilaterales. Hemos dejado de ser el país problema del narcotráfico, para convertirnos en un actor proactivo e innovador en todos estos temas que enumero. ¡Colombia debe mantener el protagonismo internacional que merece, y del que goza, hoy más que nunca!
¿Qué queda pendiente en la cancillería en materia de tareas por ejecutar?
Cuando asumí la cancillería hace un año, realizamos un ejercicio de planeación estratégica con casi un centenar de acciones claves para realizar antes del 7 de agosto de 2022. El avance de esas acciones ha significado un trabajo enorme en materia bilateral, multilateral y en cooperación, con un cumplimiento del 96%.
Como señalaba anteriormente, la política exterior de Colombia es una política de Estado que transciende los gobiernos y tendrá que seguir avanzando en temas como la profesionalización del servicio exterior, con más embajadores de carrera diplomática en cargos de Dirección en las embajadas y misiones; seguir posicionando a Colombia en la cooperación sur – sur, como oferente de asistencia a Centroamérica, el Caribe y algunos países de África y Asia; continuar el proceso de diversificación de nuestras relaciones bilaterales, con aliados no tradicionales del país en Europa, Asia, África y Oceanía; seguir avanzando en liderazgo mundial en materia ambiental, y por supuesto, consolidarnos como un referente hemisférico de estabilidad democrática, equidad de la mujer y promoción y defensa de los derechos humanos.
Desde la vicepresidencia usted trabajó mucho en lo que tiene que ver con los avances para la mujer, ¿qué destaca?
Soy una convencida de la causa de la mujer, porque a través de ella, asumimos la causa de la familia, de los hijos, la de la comunidad y la de la sociedad entera. ¡Esta es la causa de Colombia!
En efecto, trabajé mucho con un equipo pequeño, pero extraordinario, desde la Vicepresidencia y la Consejería para la Equidad de la Mujer, que tuvo como Consejera el primer año a Ana María Tribín, y los últimos tres, a Gheidy Gallo. Construimos una verdadera política de Estado para lograr una verdadera equidad de género, que prioriza la autonomía económica de las mujeres para aprovechar su capacidad intelectual y laboral, aumentar su autoestima y eliminar la violencia de género. Fueron muchas las semillas que dejamos germinando y otras produciendo frutos, volcándonos a las zonas rurales para derrotar taras sociales y empoderar a las mujeres emocional, económica y políticamente.
Quiero destacar uno de los programas más maravillosos que dejamos andando desde la Vicepresidencia y al Consejería, con apoyo de gobiernos regionales: las Casas de Mujeres Empoderadas, que han llegado a 37 poblaciones de Colombia con asesoría psicológica, consultorios jurídicos, formación tecnológica y acompañamiento en los planes de negocios para tener un país de emprendedoras. Ya hay ocho proyectos productivos en marcha, que nos dan esperanza y nos confirman que toda semilla que se pone en manos de las mujeres da fruto abundante. Al finalizar este año, debe haber 50 Casas en total, que dejamos en proceso para una pronta apertura, como un legado de la Vicepresidencia de la República.
“Por primera vez, tenemos un instrumento financiero para acompañar emprendimientos de mujeres”
Vale subrayar, además, el Fondo mujer emprende: por primera vez, tenemos un instrumento financiero para acompañar emprendimientos de mujeres, de manera que puedan convertirse en empresas escalables, rentables, sostenibles y perdurables. En total, logramos impactar a 1.937.260 mujeres de áreas rurales y urbanas con generación de oportunidades de emprendimiento y con la inclusión del enfoque de género en la red de prestadores de servicio público de empleo, con la generación de oportunidades de trabajo para 983.688 mujeres.
De la mano de la academia, creamos la Escuela de Formación Política y liderazgo para las mujeres, con la que hemos logrado capacitar a 5.000 colombianas en el buen ejercicio de lo público, en la responsabilidad de aspirar al mejoramiento de la sociedad desde el buen manejo del Estado para garantizar los derechos de todos los ciudadanos sin excepción.
La lucha contra la corrupción fue uno de los pilares de su trabajo, pero parece que es una guerra que se está perdiendo en el país.
Lamentablemente, la corrupción ha estado enquistada en nuestra sociedad, en parte por el sistema clientelista de la política, en el cual se desdibuja la ideología de los partidos para privilegiar muchas veces afanes burocráticos, y lo peor, la captura del Estado para contratistas de toda índole, cercanos a los miembros de la clase política en el nivel nacional y territorial. Sé que somos muy pocas las personas que hemos pasado por el Congreso y el Ejecutivo sin estar enviando “recomendados” a distintos ministerios o entidades públicas, ni haber ofrecido nada a cambio de un apoyo para un proyecto de ley o un debate.
Aunque la guerra contra la corrupción no se puede ganar de un día para otro, durante los cuatro años de nuestro gobierno, dejamos un andamiaje sólido en materia de transparencia para prevenir la corrupción y cerrar el espacio a los corruptos. Pusimos a andar iniciativas importantísimas junto con la Secretaria de Transparencia, Beatriz Elena Londoño, como la Red de Transparencia y Anticorrupción (RITA), el portal anticorrupción de Colombia (PACO), el índice Nacional Anticorrupción – INAC, iniciamos una red de 21 observatorios de transparencia y anticorrupción (RENOBA), con igual número de universidades de distintos lugares del país. Todo ello, nos ha permitido afianzar el sistema de denuncias en el sector público e implantar una cultura de la integridad, que esperamos que se consolide en el interior de toda la sociedad.
Adicionalmente, impulsamos la Ley 2195-22, presentada con el apoyo de 25 entidades del Estado, cumplimos, con el Presidente Iván Duque, nuestro compromiso de campaña de sacar adelante leyes para obligar la publicación de las declaraciones de renta de los funcionarios, acabar la casa por cárcel para los corruptos, definir los pliegos tipo para la contratación estatal. Sin duda, este es un proceso de mejoramiento continuo. Aún falta cerrar más espacios, pero estoy segura de que este conjunto de herramientas sin precedentes, aunado a los Pactos por la transparencia con todas las Cámaras de Comercio y los gremios de la producción, hace más viable impedir el paso de los corruptos.
Como siempre, hay lunares: casos que no quisiéramos que se presentarán y justamente por ello tenemos que seguir innovando como sociedad, en el compromiso de lucha contra la corrupción. Este trabajo también debe ser una política de Estado, sin tintes políticos.
En Colombia, hay un puñado de personas y de sectores que han querido hacernos creer que todo es malo, que no hay esperanza, que todos somos corruptos, pero no es así. Tenemos que reconocer las múltiples fortalezas que tiene nuestra sociedad, que tenemos los colombianos, y por supuesto, los logros que hemos alcanzado en 200 años de esta democracia, pero también corregir las fallas, reconocerlas, sin sumirnos en el fango del pesimismo que nos lleva a la inacción, al retroceso y a hundir las esperanzas para nuestro progreso.
La plata de la paz y centros poblados fueron escándalos en los que parece como si el gobierno fuera el último en enterarse. ¿Qué pasó ahí?
En el marco de nuestras competencias, conjuntamente con la Secretaría de Transparencia, pusimos estos casos en conocimiento de los órganos de investigación y control, tan pronto recibimos alertas. Así mismo, se solicitó información a las entidades a cargo y se suscribieron pactos que permitieron mejorar los procesos para mitigar los riesgos de corrupción.
La corrupción siempre es repudiable, venga de donde venga. Es urgente conocer los resultados de las investigaciones para que los responsables vayan a la cárcel. Estos casos ya están en manos de la justicia.
¿Alguna recomendación para la nueva vicepresidenta?
La recomendación es la misma que doy a todas las personas que llegan a un cargo público: no dejarse distraer por halagos efímeros, concentrarse en el servicio, lograr que su trabajo tenga impacto tangible en los ciudadanos, nunca quedarse en anuncios ni buenos propósitos, trabajar muchas horas estudiando, escuchando a la gente de todos los sectores y regiones del país y levantarse todos los días renovada de un infinito amor por Colombia para no dejarse cansar ni sacar del ruedo y servir, servir y servir hasta el 7 de agosto del 2026 a este país maravilloso.
También le aconsejo construir sobre lo que dejamos construido a favor de las mujeres, la política de océanos y transparencia, mantenerse en la medida de lo posible cercana al Presidente Petro y hacer acuerdos claros con él sobre sus roles para potenciar el gran papel de complementariedad –jamás de competencia de lo que significa la Vicepresidencia–, y no permitir que vanidades, ambiciones o aspiraciones los aíslen, sino trabajar todos los días en función de cumplir con los mandatos constitucionales, legales y el compromiso de continuar avanzando por el bien de Colombia en todo lo que significa el desarrollo económico, institucional y social de nuestro país. Eso es lo más importante de todo.
“No dejarse distraer por halagos efímeros, concentrarse en el servicio”
Finalmente, le aconsejo recordar –cada día– que hubo muchos colombianos que votaron por ella, y otros que votaron por la fórmula presidencial gracias a ella. Que en los resultados electorales y en el ejercicio de la responsabilidad para la que los eligieron sus votantes, no cabe el “yoísmo”, sino un liderazgo auténtico del ejercicio del gobierno, por apenas 4 años, convocando y sirviendo a toda la nación: los que votaron y los que no votaron por ellos. Rogamos a Dios que le vaya bien, por el bien de Colombia, recordando que los votos que hicieron que ella y Gustavo Petro ganara la Presidencia, son votos que se deben al servicio de 52 millones de personas, incluyendo a los 2 millones de venezolanos que se encuentran en Colombia.
Estas recomendaciones se las di todas con sinceridad el día que la conocí en nuestra primera reunión de empalme.
Usted tuvo la posibilidad de ser candidata presidencial, pero tomó la decisión de seguir en el gobierno y en últimas se podría decir que los sectores de derecha y centroderecha se quedaron sin un candidato fuerte. ¿Hoy qué piensa de eso?
Mire, servir a Colombia es desprenderse de egos y sobreponer el bien común a los intereses personales. El país estaba afrontando un momento muy difícil en mayo del 2021, cuando yo estaba lista a renunciar para no inhabilitarme y tomar la decisión de una candidatura, así que hice lo que consideré correcto en ese entonces: rodear al Presidente Iván duque y acompañarlo en medio de los desafíos, del temor ciudadano por una pandemia y sus efectos, que se tradujeron en demandas sociales y amenazas claras a la democracia por el vandalismo infiltrado en las legítimas protestas ciudadanas. Yo soy un soldado de Colombia y mi deber era mantenerme firme en la defensa de la institucionalidad, continuando el camino para cerrar las brechas sociales y regionales que han impedido a Colombia convertirse en una potencia económica sostenible de tamaño medio regional, tal como lo propuse en mi campaña del 2014. Esa es la razón por la cual, a pesar de tener la posibilidad, tomé la decisión de continuar en el gobierno.
Más allá de lo que sucedió en la pasada contienda electoral y de lo que se podría haber hecho, creo que la realidad nos deja aprendizajes enormes a todos. Sin duda, todos los gobiernos de los últimos años, y también la sociedad civil tenemos que reflexionar sobre cómo contribuir a darle mucho más estabilidad, confianza y esperanza a la sociedad colombiana. Esto es algo que debemos seguir construyendo entre todos, no es solamente el Gobierno, pero también debemos reconocer que el poder debe estar cada vez más cercano de la gente, demostrando que le preocupa de verdad sus necesidades. A Colombia hay que seguir transformándola desde las regiones, que fue un avance sin precedentes de estos cuatro años.
“Debemos reconocer que el poder debe estar cada vez más cercano de la gente”
De lo que logró hacer, ¿qué resalta y qué cree que le quedo pendiente?
Elijo mirar el vaso medio lleno, y aunque es cierto que siempre sentiremos el deseo de haber hecho más, creo que maximizamos estos cuatro años para dejar un andamiaje robusto en empoderamiento de las mujeres, con el Fondo Mujer Emprende y $58.000 mil millones para financiar empresas escalables de mujeres rurales y urbanas; la política de compras públicas con enfoque de empresas de propiedad de mujeres a través de Colombia Compra Eficiente; también logramos el cierre de la investigación preliminar a Colombia por parte de la Corte Penal Internacional, gracias al reporte voluntario liderado por el Presidente con Camilo Gómez, director de la Agencia de Defensa Jurídica de la Nación; también lo que ya señale anteriormente sobre la red de compliance para la transparencia en el sector público, que fue una gran innovación de política pública.
Finalmente, está el punto donde convergen mi orgullo y mi frustración por no haber logrado más en la política de formalización de vendedores ambulantes o “emprendedores de a pie”, como les llamamos en la Vicepresidencia. Pese a que hoy están avanzando once laboratorios sociales de inclusión productiva, con los alcaldes de Barranquilla, Bogotá, Bucaramanga, Cartagena, Cúcuta, Ibagué, Montería, Neiva, Pereira, Popayán, y Villavicencio, la meta que nos trazamos, era mucho más ambiciosa. La idea es que esos vendedores que trabajan de sol a sol en las calles, sean parte de cooperativas a las cuales las empresas colombianas les vendan directamente sus productos a precio de distribuidor, y mediante un acuerdo con los alcaldes, tengan un puesto fijo en las calles, desde el cual podrán operar, siempre que estén carnetizados y organizados para que en un período de cinco años, en los cuales se les capacitará con apoyo de la Universidad Minuto de Dios y el SENA, se les apoye en el acceso a la financiación de las entidades de microfinanzas. La idea es que, en ese lapso, hagan su transición plena a la formalidad asegurando un salario mínimo y los aportes a seguridad social. Ello significaría que el tránsito hacia la formalidad se hace visibilizando y dándoles viabilidad a la vida digna de unas personas que tienen una enorme capacidad de trabajo.
El cambio que pidió el país sin duda comenzó hace cuatro años, y esas bases deben ser abonadas para dar frutos a toda la sociedad colombiana. La cosecha que viene es abundante y hay que seguir cuidando lo que hay y sembrando nuevas semillas. Recordemos que las personas en el gobierno somos pasajeras en este tren de alta velocidad que es el servicio público, en el que llevamos 52 millones de pasajeros.
¿De lo que ha visto y de lo que ha escuchado sobre el nuevo gobierno, hay algo que le preocupe?
Para el próximo gobierno, los mejores deseos, esperamos que su trabajo se traduzca en bienestar para todos los colombianos. Nos separan ideologías, visiones del mundo, pero por encima de ello, está el amor infinito a Colombia. Todos los colombianos estaremos atentos a apoyar sus aciertos y señalar oportuna pero constructiva y respetuosamente cualquier riesgo a la estabilidad económica, democrática o a la institucionalidad colombiana. Para ello, hay que ser muy prudentes en que, de verdad, cada decisión se haga procurando unir a este país, a partir de un gran compromiso con el respeto a todas las instituciones legítimas. Ojalá salvaguarden esos legados.
¿Qué sigue para Marta Lucía Ramírez? ¿Vuelve a la política?
Como muy pocas veces lo he hecho a lo largo de mi vida, esta vez necesito tomarme un respiro, sin pensar en compromisos ni responsabilidades para el día siguiente. Vengo de cuatro años frenéticos, con agendas día y noche; el último año con dos trabajos y sin escatimar esfuerzos para cumplirle al país. Lo primero ahora será recuperar el tiempo con mi esposo, mi hija, mi nieta, mi familia, mi papá, mis hermanos, mis sobrinos y mi sobrina-nieta que, pacientemente, me dieron todo el espacio para servir a Colombia.
“Quiero darme el tiempo de saborear un café, mirar el atardecer y rodearme y llenar el espíritu con el amor de mi familia”
Quiero darme el tiempo de saborear un café, mirar el atardecer y rodearme y llenar el espíritu con el amor de mi familia, seguir soñando con nuevos amaneceres en los que no tenga que levantarme en la pesadilla de un sinfín de calumnias y ataques personales a mí y a mi familia, con infamias y mentiras, como creo que no lo ha sufrido ningún otro político en Colombia. Infortunadamente, ha hecho carrera la estrategia de desprestigiar a las personas a través de las redes sociales, y en algunos casos, por parte de algunos pocos, que a pesar de tener carnet de periodista, han tenido agendas personales, llenas de amarillismo, odio y calumnia para hacerse célebres y cotizarse. Por fortuna, son pocos, pero, lamentablemente, algunos micrófonos han dado lugar a ese coctel, que junto con el manejo de las redes sociales, hoy genera mucha preocupación sobre el futuro de la democracia, como dice el filósofo Byung Chul Han.
En todo caso, desde donde esté, Colombia seguirá siendo mi causa.
Publicada en El Tiempo
https://bit.ly/3PgBSFS
La vicepresidenta de Colombia Marta Lucía Ramírez visitó ayer la ciudad de Neiva donde desarrolló una agenda social enfocada en las mujeres. En su paso por la capital huilense la también canciller dialogó con LA NACIÓN sobre su gestión que está ad portas de culminar, además se refirió a la situación que vive el país por la disparada del dólar. Aseguró que el gobierno electo debe enviar señales que generen confianza y estabilicen los mercados.
A solo semanas de entregar su cargo la vicepresidenta de Colombia Marta Lucía Ramírez visitó la ciudad de Neiva para desarrollar una agenda social enfocada en las mujeres. La también canciller hizo un recorrido por el lugar donde se construye la ‘Casa empoderadora para la mujer’, un lugar que permitirá brindar atención integral a las víctimas de violencia doméstica.
En su paso por la capital huilense la vicepresidenta dialogó con LA NACIÓN sobre su gestión que está ad portas de culminar, además se refirió a la actual situación que vive el país con la disparada del dólar. Aseguró que “es necesario cuanto antes emitir mensajes que den confianza y estabilidad, que se sepa que en Colombia hay condiciones para seguir invirtiendo”. Ramírez además le envió un mensaje al nuevo canciller.
Vicepresidenta, ¿Cuál es el motivo de su visita a Neiva?
Un tema que trabajé desde la Vicepresidencia fue el de la equidad de género, creamos un fondo ‘mujer emprende’ para apoyar el financiamiento de sus proyectos, logrando que las mujeres se vuelvan empresarias que generan empleos. Tengamos en cuenta que la situación del Huila en materia de competitividad no es mala, es el departamento numero 15 a nivel nacional, pero la participación de las empresas manufactureras y exportadoras es muy bajita y queremos que haya más mujeres empresarias.
Por esta razón priorizamos a Neiva para crear una casa de la mujer emprendedora, la cual vamos a inaugurar pronto, quise venir para revisar la obra porque le he puesto el alma a este proyecto de mujeres empoderadas del Huila. Esta fue una iniciativa mía que surgió sin recursos, pero juntando muchas voluntades.
En este caso hemos tenido el apoyo del Gobernador Dussán que ha sido un excelente coequipero para todas las áreas de nuestro gobierno, pero también del alcalde Gorky, de tal manera que hemos conseguido que estas casas a nivel nacional nos sigan trayendo cooperación de diferentes sectores.
Estas casas les ofrecen a las mujeres consultorio jurídico, ayuda psicológica, pues tenemos que acabar esta cultura violenta contra las mujeres huilenses y colombianas. Estos espacios buscan que las mujeres tengan mucha más conciencia de sí mismas y apoyarlas para que puedan desarrollar sus proyectos productivos. Cuando una mujer es autónoma económicamente es menos susceptible a la violencia, y para mí este ha sido un tema fundamental en la Vicepresidencia.
¿Ve posible una Colombia sin tanta violencia contra la mujer?
Claro que sí, nosotros tenemos que entender que es a través del respeto a la otra persona que se logran los cambios, la cultura de la agresividad tiene que cambiar desde el hogar, haciendo que las mamás y los papás estén mucho más consientes de lo que significa educar a los hijos en la tolerancia.
Tenemos que acabar cualquier tolerancia de la agresión contra la mujer, el acoso, la violencia física, emocional, económica, tenemos que lograr que las mujeres empoderadas del Huila crezcan cada día más en autoestima y capacidades, en su desarrollo económico. Vemos un potencial enorme, porque el Huila lo tiene, tenemos que lograr que este se vuelva un departamento más industrial y todo esto tiene que ver con la mujer, la cual debe participar.
Gracias a una iniciativa nuestra en la Vicepresidencia con la ayuda de la Consejera para la Equidad de Género, Gheidy Gallo, logramos una reforma a la ley de regalías donde se permite que haya un uso de recursos para proyectos de equidad de género, es el primer proyecto que nos aprueba Planeación Nacional en el Huila por el orden de los 5 mil millones de pesos.
Crear estrategias para combatir la informalidad fue otra de sus metas, ¿Cómo le fue?
Así es. También se hizo un trabajo muy importante con la población informal, desarrollé un programa en la Vicepresidencia en beneficio de este sector vulnerable que en Neiva es muy alto, más del 50%. Esta iniciativa la hemos convertido en unos programas sociales de inclusión productiva sobre todo pensando en los vendedores informales, lo que demuestra que el presidente Iván Duque le apostó al crecimiento económico, solo en el primer trimestre de este año estuvimos dentro de los tres primeros a nivel mundial, pero también hemos hecho una apuesta por este crecimiento enfocado en lo social.
Se acerca el fin de su gobierno, ¿Qué representó ser la Vicepresidenta de los colombianos?
Yo nunca he tomado los cargos como un honor sino como una gran responsabilidad. Para mí ser la primera mujer Vicepresidenta de Colombia implicó la responsabilidad de trabajar muy duro por las mujeres del país, entre otros temas. Esto permitió abonar el espacio para las mujeres en la Vicepresidencia de Colombia.
Me siento muy contenta de que me suceda otra mujer, tenemos posiciones filosóficas, ideológicas y políticas distintas, pero no importa, porque sé que al final hay una convergencia en este deseo de apoyar a las mujeres colombianas, de acabar la violencia y sobre todo buscar que Colombia progrese con el liderazgo de las mujeres.
¿Para usted en estos cuatro años cuáles fueron los momentos más emotivos y los más difíciles?
Hubo muchos momentos difíciles, fue muy doloroso todo lo que sucedió con la pandemia, perder tantas vidas, sabemos que esto le pasó al mundo entero, pero al final estuvo la satisfacción de que logramos tener unos indicadores mejores que otros países.
También fueron muy difíciles las protestas del 2019 y 2021, saber que las habían organizado, mucha gente quería protestar porque estaba insatisfecha con cosas, pero lamentablemente infiltraron las protestas e hicieron vandalismo con el propósito de afectar al Gobierno perjudicando la sociedad. No se vale, uno no puede hacerle tanto daño a la gente, a los comerciantes y las entidades.
En lo personal fueron dolorosos los ataques, a mí me hicieron una campaña de desprestigio muy miserable, porque fueron muchas mentiras y calumnias manejadas a través de redes sociales y que lamentablemente reprodujeron algunos medios. Y cuando vimos esta campaña presidencial tan sucia, donde había estrategias para desprestigiar al contendor, uno se da cuenta que el país realmente tiene que frenar ese tipo de violencia. Con tal de sacarlo a uno del camino político son capaces de cualquier cosa.
Me siento con la gran satisfacción del deber cumplido por el trabajo hecho desde la Vicepresidencia y la Cancillería, pero también diciendo que hay que cambiar cosas. Tenemos que seguir trabajando porque el crecimiento económico vaya de la mano con la inclusión social.
¿Cómo queda el país en las relaciones exteriores?
Muy bien. Yo entré en un momento donde había una relación tensa con los Estados Unidos, ahora Colombia es el aliado estratégico numero uno de Estados Unidos en América Latina, asimismo, me dediqué a fortalecer relaciones con otros países y regiones, con la Unión Europea, también busqué acercar a Colombia con Turquía que es un país tan influyente en el mundo. Y tenemos una relación muy sólida con la mayoría de países de América Latina.
Desafortunadamente está la situación contenciosa con la dictadura de Venezuela, pero es que no es fácil que un país pueda tener una relación amigable con otro donde hay una dictadura establecida, que no solamente ha generado una crisis humanitaria, sino que también es una amenaza para Colombia, porque allá está el terrorismo internacional, el narcotráfico colombiano, el apoyo a los líderes tanto de las Farc como del ELN…
¿Qué consejos le da usted al nuevo canciller, Álvaro Leyva Durán?
Que no excluya de su agenda la búsqueda de inversión extranjera porque eso genera empleos en nuestro país; que la agenda internacional no se concentre solo en hablar de diálogos con el ELN, sino también en fortalecer la cooperación en ciencia, tecnología, en programas estudiantes, que sea muy diversa.
¿Qué opina del momento económico que vive Colombia con la disparada del dólar?
Me parece que es malo para Colombia porque desafortunadamente el aumento del precio del dólar encarece todas las importaciones que hace nuestro país, no solo de alimentos, sino las manufactureras, hay muchos productos industriales que nosotros no producimos, además de los servicios que contrata Colombia en el exterior.
Además, la subida del dólar encarece la deuda externa y Colombia como todos los países aumentó su deuda externa por cuenta de la pandemia.
Entre todos tenemos que hacer el trabajo de darle estabilidad al país en la economía y el mercado, creo que las señales del gobierno nuevo van a ser muy importantes para que se estabilice el país y haya confianza, para que la gente no quiera sacar sus capitales, sino decidan seguir invirtiendo en Colombia.
Hay que rodear al gobierno electo, esto significa una democracia, no es el momento de pensar en irse de Colombia.
¿Cuál cree que debe ser el mensaje del Gobierno electo para calmar los mercados?
Creo que es muy importante dar señales claras que generen confianza y estabilicen. Lamentablemente en la campaña se dijeron muchas cosas y hoy el gobierno electo está dando unas señales distintas, este es el momento de hablar con mucha mesura y responsabilidad. Es necesario cuanto antes emitir mensajes que den confianza y estabilidad, que se sepa que en Colombia hay condiciones para seguir invirtiendo.
Vicepresidenta, ¿Cuál su mensaje final para los huilenses?
Hay que apostarle más al desarrollo de este departamento, nuestro gobierno hizo inversiones importantes en infraestructura y otros sectores, pero tenemos que continuar teniendo en cuenta el potencial del Huila.
Entrevista publicada en La Nación
https://bit.ly/3ySrA93
Marta Lucía Ramírez hizo para El Espectador un balance de su gestión como canciller y vicepresidenta. Destaca la agenda económica y con enfoque de igualdad de género que impulsó y habla de los decretos presidenciales que restringieron su margen de maniobra como canciller.
La vicepresidenta y canciller, Marta Lucía Ramírez, trabajará hasta el último día del actual gobierno. El primer cargo lo asumió en 2018 y el segundo en mayo de 2021. En diálogo con este diario, la funcionaria habla de su papel en las dos carteras, del proceso de empalme con el futuro gobierno, que asume el 7 de agosto, y del nombramiento de funcionarios de carrera.
¿Cómo han sido los empalmes?
Los dos han sido absolutamente respetuosos. He sentido interés de saber qué hicimos, qué cosas avanzamos, qué quedó pendiente, dónde hubo obstáculos… Me da muchísimo optimismo ver que la vicepresidenta Francia Márquez es una mujer decidida a darle continuidad a todo lo que hice en materia de equidad de género, pero también pondrá su propia agenda. Ha sido muy difícil poner la agenda de género en primer lugar dentro de la política pública, pues eso implica cambios culturales e institucionales. También hemos explicado lo que hicimos en lucha contra la corrupción, transparencia, crecimiento y empleo. En la Cancillería ha sido un proceso similar. Las reuniones con el canciller designado, Álvaro Leyva, con su equipo de empalme, los viceministros y los directores de área han sido muy amables.
¿Sigue pensando que la estrategia de su gobierno frente a Venezuela fue la correcta?
No fue en el gobierno de Iván Duque, sino en el de Juan Manuel Santos que se cortaron las relaciones. En enero del 2019 se dio esa situación donde había un presidente en Venezuela que, según la Constitución, debía asumir: Juan Guaidó, el presidente de la Asamblea Nacional. Lo que hizo el Gobierno de Colombia, ya presidido por Iván Duque, fue tener la coherencia de atenerse a lo que dice la Constitución venezolana. Pero Maduro pasó por encima de la Constitución de su país y por eso lo que tenemos es una dictadura. Colombia ha tenido la coherencia de decir: “Mientras haya una dictadura en Venezuela no tenemos cómo restablecer una relación”. Este gobierno nuestro ha sido muy solidario con el pueblo venezolano. Hicimos el Estatuto de Protección Temporal, el cual hoy todo el mundo nos reconoce. Legitimar una dictadura son palabras mayores, máxime cuando esa dictadura apoya los grupos terroristas de Colombia y el narcotráfico, que sale de Colombia a través de Venezuela.
Con el Decreto 835 de 2021, creado dos meses después de nombrarla a usted canciller, el presidente resolvió que la vicepresidenta no podía salir del país al mismo tiempo que él. Luego, en septiembre de 2021, con el Decreto 1185, el presidente le dio funciones sustanciales de política exterior a la jefa de gabinete, María Paula Correa. ¿Considera que le ataron las manos?
Personalmente, sí me desconcertó mucho esa decisión. Fue algo que nunca hablamos y que, obviamente, no considero que haya sido acertada. Ya lo dijo el canciller designado, Álvaro Leyva: va a levantar esos decretos y acompañar todas las visitas del presidente de la república, porque así debe ser. Pero ya el tiempo pasó, lo que hay es que mirar hacia adelante. No me cortaron las alas, y dudo que esa fuera la intención, porque no paré de trabajar ni un solo día. Lo que hice fue no quedarme acá encerrada en la oficina, a pesar de que no pude acompañar al presidente a las visitas de Estado, como hubiera sido lógico. Yo hice mis propias visitas. Fui a Estados Unidos en un momento muy crítico en la relación bilateral. Fui a lograr que el secretario de Estado, Antony Blinken, entendiera que este gobierno no estaba haciendo ningún tipo de campaña en contra del presidente Biden y sí es un amigo de verdad de Estados Unidos. Estuve en la Unión Europea explicando toda la situación difícil que estábamos viviendo cuando tomaron lugar las protestas acá en Colombia. Protestas que empezaron bien, porque era la expresión legítima de los ciudadanos, pero que terminaron muy mal cuando las infiltraron con vandalismo y con violencia. Varias de mis visitas se tradujeron en inversiones importantes en Colombia o en que luego hubo visitas de Estado donde invitaron al presidente. Particularmente, fortalecimos las relaciones con Turquía, India y Japón. La relación con Turquía que tenemos hoy no tiene precedentes.
¿Cómo queda su relación con Iván Duque?
Es una relación de trabajo que tuvimos durante cuatro años. En lo personal, es amable. Le deseo que en la vida coseche todas las cosas que haya hecho, que tenga un retorno de cada cosa que ha hecho en su vida. Creo que hicimos cosas buenas en este gobierno y que obedecen a un liderazgo positivo de él, y espero que esas cosas le sigan sirviendo al país. Espero que cada uno siga su vida sirviéndole bien a Colombia. Cada uno, al final del día, tiene un pasado, y yo tengo un pasado muy largo. Yo no llegué al trabajo profesional, ni a la política, ni al gobierno por el presidente Duque. Llegué porque ya traía mi propia trayectoria y mis propios méritos y votos.
¿No es contradictorio que se rehúse a establecer relaciones con Venezuela por ser una dictadura, pero que celebre acercarse a un gobierno de prácticas autoritarias y señalado por violaciones de derechos humanos como el de Turquía?
El caso de Turquía es distinto del de Venezuela. Por supuesto que existen críticas y señalamientos de los que no podemos hacer caso omiso, pero el presidente Recep Tayyip Erdogan fue electo democráticamente y se mantiene dentro de la institucionalidad de ese país. Si los turcos lo quieren retirar del poder, tendrán los canales para hacerlo. Maduro, en cambio, está usurpando el poder, pues su elección se dio en unas votaciones que no tienen ninguna garantía ni transparencia. Además, Turquía es un país estratégico para todo el mundo y está jugando un rol importante como mediador en el conflicto en Ucrania. Yo viajé allá y luego senté las bases para que nos visitara el canciller turco y para que invitaran al presidente Duque a una visita de Estado.
¿Por qué se incumplió la promesa hecha en campaña de aumentar los nombramientos de carrera diplomática en lugar de los nombramientos a dedo?
Si hubiera tenido yo la decisión, hubiera querido tener un 50 % o más de embajadores de carrera, pero cuando yo llegué ya estaban nombrados todos los embajadores. Tenemos que subir el nivel de las personas que están en la carrera diplomática, porque hay gente muy valiosa, pero de pronto hay gente que va a un ritmo lento y este país necesita elevar el ritmo y la excelencia. No es suficiente que la gente esté en la carrera, la gente tiene que estar todos los días demostrando que hace investigaciones sobre temas pertinentes. Falta más exigencia en investigación y más capacitación.
Según la Asociación Diplomática, durante su período disminuyó en un 22 % el número de funcionarios de carrera diplomática y aumentaron los nombramientos a dedo. ¿Esto tiene que ver con los defectos que señala en la carrera diplomática?
Yo no creo que sea realmente una diferencia importante. Tenemos varios [funcionarios] que están en cargos de dirección que son de la carrera, pero sí creo que hay que fortalecer algunas áreas de la Cancillería con personas que no necesariamente son de la carrera. Creo que las asociaciones diplomáticas han reconocido mi trabajo, justamente por promover mucho más el desarrollo de la carrera diplomática. Logré que, por segunda vez en la convocatoria, seleccionáramos a cuarenta nuevos estudiantes para la Academia Diplomática.
Desde la vicepresidencia, usted impulsó una agenda de equidad de género con enfoque económico y de empleabilidad para las mujeres. ¿Cómo canciller, le hubiera gustado hacer algo más en materia de género?
Sí me hubiera gustado hacer más, pero llegué al final del gobierno. En estos meses se logró colocar la agenda de equidad de género como un tema central de la Cancillería. Ahora que todos los presidentes hablan de género, la Cancillería colombiana queda con esa impronta. Eso fortalecerá la cooperación internacional en equidad de género.
Desafortunadamente, hemos tenido al 50 % de la población por fuera del poder económico y político. Si ese 50 % entra al poder económico vamos a ver un crecimiento del PIB. Cuando la mujer tiene autonomía económica es mucho menos vulnerable. Este es un país que ha menospreciado el papel de las mujeres. Sé que varias personas del próximo gobierno continuarán nuestros esfuerzos, no solo la vicepresidenta. Por ejemplo, con Cecilia López, nueva ministra de Agricultura, hemos hablado en el pasado del potencial económico de la mujer. Uno de los temas que prioricé fue hacer de las mujeres campesinas empresarias agrícolas. En el café, el arroz y el cacao hay cada vez más propietarias de fincas productivas. Esto lo seguirá desarrollando la nueva ministra.
Por otro lado, está el liderazgo político. Empecé una escuela de formación política para las mujeres con la fundación alemana Hanns Seidel y la Universidad Sergio Arboleda. A la fecha, hemos formado a más de 5.000 mujeres. A futuro habrá más mujeres en la política. La mujer en el Estado no está sirviendo para su propio ego, ni su vanidad, ni para imponer el poder o mostrar que “es que somos machos y aquí mandamos”. Por todo esto estoy agradecida con mi equipo de la Vicepresidencia.
La noto optimista con el nuevo gobierno, pese a que es de la oposición al suyo…
Es el gobierno que escogieron los colombianos. Tenemos que desearles que les vaya bien. Cualquier fracaso de un gobierno es el fracaso de todos como sociedad. Podemos tener diferencias, pero lo bueno lo reconocemos; lo que nos parezca malo lo decimos a tiempo con contundencia, pero constructivamente. Deseo que Colombia siga progresando en el desarrollo económico y la equidad, en ser un referente mundial de transición energética. Todos queremos acabar la pobreza extrema en Colombia. Yo tenía desde hace muchos años la apuesta de acabar la pobreza extrema en Colombia para 2030, lo dije en mi campaña, pero ¿qué pasó? Vino el covid y nos echó para atrás todos los esfuerzos, pero uno tiene que mantener metas ambiciosas. Deseo que este gobierno cuide mucho la confianza en Colombia y la estabilidad institucional.
¿Cómo quedan las relaciones con Rusia?
La relación de Colombia con Rusia es como la de cualquier país que rechaza hoy por hoy la violación del derecho internacional. Lo que ha pasado es muy grave: Rusia está empeñada en destruir a Ucrania. Eso no puede seguir pasando a los ojos de todo el mundo y que la gente, porque no le gustan los unos y sí le gustan los otros, cierre los ojos ante semejante atrocidad. Rechazamos la violación del derecho internacional, pero respetamos obviamente una nación que tiene un pasado y que tiene también muchas contribuciones valiosas a la humanidad. Rusia ha aportado en las artes, en la cultura, en la medicina, en la literatura.
¿Cómo quedan las relaciones con Nicaragua frente al supuesto no acatamiento del fallo de la Corte Internacional de Justicia?
En la contrasentencia reciente, la Corte demuestra que Colombia tiene derecho a seguir pescando en la parte alta del archipiélago y en todos esos cayos que son de propiedad de Colombia. Tenemos que buscar en el futuro un acuerdo para el bien común con Nicaragua, pero es muy difícil hacerlo con una dictadura. Nosotros tenemos unas comunidades raizales que han estado allí muchísimos años y tienen el mismo derecho de las comunidades nicaragüenses a compartir esa zona. Lo que ha hecho Colombia en protección de los raizales de ninguna manera es una violación de un fallo, como quiso hacer ver Nicaragua.
¿Cómo queda con Cuba?
Cuando llegué a la Cancillería encontré un estado de cosas que en Nicaragua, Venezuela y Cuba se ha mantenido. Cuba es un país muy valioso y lamentablemente ha tenido una situación muy difícil. Nosotros nos solidarizamos con la ciudadanía. Creo en las libertades y en un Estado que garantice su ejercicio. Es preocupante ver a las personas cubanas quejándose de no tener suficientes libertades. A pesar de eso, hemos procurado mantener una relación diplomática respetuosa con Cuba. Cuba en el pasado participó activamente en las negociaciones con las guerrillas colombianas, esa contribución se reconoce. Con toda la franqueza, quisiera para el futuro que Cuba, Venezuela y Nicaragua pudieran mostrarle al mundo entero un proceso democrático de elecciones transparentes y libres. Yo creo que eso es algo de lo que Colombia tiene que sentirse muy orgullosa. En esta elección que acabamos de pasar mucha gente asumió que no se iba a dejar que ganara el uno o el otro, pero tuvimos una fiesta democrática donde no importa por quién votó cada quién, todos respetamos el resultado de las urnas y eso es lo que quisiera ver en toda América Latina.
Entrevista publicada en El Espectador
Por José David Escobar Franco
Periodista de investigación y asuntos internacionales. Internacionalista con énfasis en América Latina y el Caribe.
https://bit.ly/3IJOkfX
La vicepresidenta de la República y Canciller es una de las 50 mujeres poderosas de Forbes Colombia 2022
Bogotá D.C., 6 de mayo de 2022
La bogotana Marta Lucía Ramírez nació un mes antes de que se le permitiera a una mujer votar por primera vez. Desde entonces, tuvieron que pasar seis décadas para que el país tuviera a la primera mujer Vicepresidenta de la República.
La mujer que hoy ostenta esa dignidad y también la de Canciller de Colombia es parte de las primeras colombianas que pudieron entrar a la vida política, un camino que no ha estado exento de los desafíos propios de un país que estaba acostumbrado a ser liderado por hombres. “Sin duda, las mujeres políticas tenemos más obstáculos, entre otras cosas, porque las que ingresamos a la política con la verdadera vocación del servicio público, sin tener familias políticas o ser de un clan político, nos encontramos con las zancadillas que muchas veces procuran impedirnos continuar en esa aspiración”, dijo la vicepresidenta.
De 67 años y abogada de profesión, empezó su carrera en el sector privado y luego saltó al público porque le parecía que ahí su trabajo podría tener un mayor impacto. “Desde mi experiencia en el Ministerio de la Defensa entendí que el mejor servicio, el más difícil y desafiante es la política. Fue cuando tomé la decisión de lanzarme a hacer una carrera en esta tarea y a buscar, desde el escenario electoral, ser elegida por los colombianos”, cuenta en conversación con Forbes.
La vida pública
Empezó trabajando como patinadora jurídica en la Superintendencia Financiera, después estuvo por años en el sector privado como presidenta de Fedeleasing y presidenta de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif). En el Gobierno de César Gaviria le ofrecieron ser directora de Incomex y allí empezó su vocación por el sector público.
En su vida pública también fue senadora e impulsó, entre otros proyectos, la Ley de Cuotas en Colombia, un hito para la participación política de la mujer en Colombia, pues establece una participación mínima de las mujeres en cargos públicos. “Siendo senadora, establecimos por primera vez la Comisión Legal para la Equidad de la Mujer en el Congreso. En ese momento dimos juntas la batalla por lograr; primero, la cuota del 30% de las mujeres en las listas al Congreso, y segundo, la Ley 1285 del 2006. En esa Ley logramos nosotras, entre otras cosas, que el delito de violación sexual se convirtiera en un delito investigable de oficio y no requiriera querella de parte”.
Fue viceministra de Comercio Exterior, ministra de Comercio Exterior y ministra de la Defensa, y ahora ocupa el segundo cargo más importante que tiene el poder ejecutivo en Colombia, junto al de Ministra de Relaciones Exteriores. La corrupción y la equidad han sido su bandera.
“Me siento muy satisfecha porque diseñamos una política pública que tiene reconocimiento internacional. En ambos campos diseñamos programas e instrumentos muy valiosos que ojalá tengan continuidad, pero lamentablemente no existe un presupuesto asignado a la Vicepresidencia, situación que dificulta el logro de resultados en el corto y mediano plazo, pues el equipo debe enfocarse también, no solo en la formulación de política pública, sino en la consecución de los recursos que las financien”, cuenta.
A días de terminar este gobierno confiesa a Forbes que, aunque ha recibido varias propuestas del sector público y privado, lo primero que hará será tomarse unos días de descanso con su familia.
Publicado en Forbes
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Marta Lucía Ramírez habló con EL TIEMPO sobre la decisión que tomó la Corte de La Haya
¿Por qué el Gobierno insiste en que nos fue bien con el fallo de La Haya?
En primer lugar porque mucha gente estaba asumiendo que la Corte iba a considerar que Colombia había incumplido el fallo de 2012. Incluso, mucha gente estaba casi apostando porque la Corte nos dijera que habíamos incumplido y que iban a conminarnos a que había que aplicarlo en su totalidad en un plazo reducido del tiempo, y todo eso era totalmente en contravía de la argumentación que sostuvo Colombia.
¿Y cuál fue esa argumentación?
Que nosotros no podemos de ninguna manera reformar nuestra frontera si no ha habido antes un tratado internacional que se convierta en ley en el Congreso y quede aprobado por la Corte Constitucional. Y fue muy importante que la Corte Internacional de Justicia no solamente no le dio el gusto a Nicaragua diciendo que hubo algún tipo de incumplimiento de Colombia, sino que no se refirió para nada a la sentencia del 2012. Eso entonces a nosotros nos mantiene firmes en nuestro argumento de que nada que implique una reforma de nuestras fronteras puede hacerse de una manera distinta que a través de un tratado internacional.
Pero eso implica un diálogo con el Gobierno nicaragüense…
Me parece que obviamente lo que es razonable, lo que siempre conviene para tener una convivencia civilizada, máxime entre países fronterizos, es que haya diálogo, que haya negociación. Pero también es cierto que una negociación se hace cuando se tiene confianza en la otra parte, cuando se sabe que producto de esa negociación se van a generar no solamente derechos sino obligaciones para ambos.
¿Y hay confianza?
Pero qué grado de confianza puede tener el Gobierno de Colombia, que es un gobierno democrático, en un país que lamentablemente convirtieron en una dictadura. Qué grado de confianza nos puede dar a nosotros un acuerdo que se convierte en derecho para las partes si ellos ni siquiera cumplen con su derecho interno, ni siquiera cumplen con su derecho de la democracia. Por supuesto que en el futuro, cuando haya unas circunstancias distintas, eso es lo aconsejable y es lo que habrá que hacer.
¿Entonces, habrá que esperar a que haya la posibilidad de avanzar en un acuerdo con Nicaragua?
Es lo aconsejable. Lo lógico es que en el momento en el que haya unas condiciones distintas, cuando haya una autoridad legítima, que realmente esté honrando el Estado de derecho, nosotros vamos a tener confianza para un acuerdo entre dos Estados.
Respecto al fallo, hay quienes dicen que volvimos a perder mar. ¿Realmente qué se perdió?
Esa es una gran ligereza, porque no hay derecho a que haya personas que estén siempre apostando a meterle tanto pesimismo al país con un gran desconocimiento. Con este fallo no se perdió nada adicional, porque no se podía perder, porque este fallo no tenía nada que ver con delimitación ni nada por el estilo. Este fallo respondió una demanda que estaba orientada a que la Corte condenara a Colombia, inclusive que le exigiera unos perjuicios a favor de Nicaragua, por unas supuestas violaciones del derecho. Y lo cierto es que la Corte no condenó a Colombia, no estableció ningún tipo de indemnizaciones a favor de Nicaragua. No hay condena ni hay declaración de incumplimiento.
¿Y qué ganamos en este fallo?
Que los límites de Colombia no se reforman sino mediante un tratado internacional que sea aprobado por el Congreso y la Corte Constitucional; segundo, el decreto de Colombia que define la zona contigua integral. Y ahora la Corte ha dicho que los raizales tienen el derecho de ir a Quitasueño, Serrana, Serranilla y Bajo Nuevo, pasando por aguas nicaragüenses, y Nicaragua no tiene derecho ni a frenarlos ni a maltratarlos y mucho menos a quitarles su pesca.
¿Y puntualmente, en esto, qué se ganó?
Que Colombia puede en esto no solamente mantener el concepto de la unidad del archipiélago, pues se reconoce que es un archipiélago integral e indivisible, y por esa razón puede Colombia ejercer controles en la seguridad, en materia del narcotráfico, e inclusive le reconoce la Corte el derecho para proteger patrimonio cultural sumergido. Pero también se logró tumbar a Nicaragua el decreto con el que había definido una supuesta línea de base recta para tomarse una mayor proporción del mar, con el argumento de que su costa era irregular.
¿A esta demanda ya se le puso punto final?
Nicaragua pretendía que la Corte mantuviera su jurisdicción sobre Colombia indefinidamente hasta que no se dé aplicación al fallo del 2012 y eso era totalmente inaceptable para Colombia, porque por eso nos retiramos del Pacto de Bogotá. Para nosotros era muy importante que quedara claro que esa Corte ya no tiene ningún tipo de competencia sobre Colombia. Se pierde cualquier tipo de injerencia de la Corte sobre Colombia.
Entrevista publicada en El Tiempo
https://bit.ly/3vGbLR1